A veces nos preguntáis que es esto que tanto énfasis le ponemos, y es que no es para menos.
Los materiales Montessori, son autocorrectivos por si mismos, el niño se da cuenta el error y aprende de el, no es algo negativo, es algo que va estar siempre con nosotros, siempre nos vamos a encontrar a la largo de nuestra vida, con decisiones tomadas equivocadas, con mil y un errores, por lo que deberíamos aprender a convivir con ellos cuanto antes mejor, de no ser así, el niño en su vida adolescente y adulta puede llegar a frustrarse y pasarlo realmente mal, hemos visto casos de personas muy perfeccionistas que no toleran el más mínimo error en sus decisiones y a veces esto se puede pagar muy caro.
Por tanto, la persona que acompaña al niño no lo corrige, lo que el niño no está preparado para ver, no lo ve y si no lo ve, para que le vamos a corregir.
En Montessori se ve el error como algo positivo, tanto que la guía al hacer las presentaciones se suele equivocar adrede, mira al niño, sonríe y lo vuelve a hacer correctamente, para que el niño interiorice que es algo natural, todos nos equivocamos y no hay problema en ello, ya que muchos errores se corrigen espontáneamente, a lo largo del tiempo.
El error nos va guiando, y poco a poco aprenderemos a controlarlo, con la satisfacción que esto supone para el niño, es un logro adquirido por el mismo, por el solo. El error no es una cruz en el cuaderno o una carita triste, sino una oportunidad de crecimiento, como nos dice la Doctora.
Así, se sentirá seguro de si mismo y descubrirá el conocimiento de sus propias posibilidades, y hay es donde puede mejorarlas y trabajarlas desde su propio conocimiento.
Se trata en la Pedagogía Montessori de cultivar la autonomía del niño
A veces no os pasa, que tenemos prisa por salir, por que llegamos tarde, nos están esperando y decimos al niño, “deja, que ya lo hago yo, que lo hago mas rápido”. Perfecta forma de menospreciar los esfuerzos del niño, de destruir su interés, de educar la indecisión.
Sé que es inevitable a veces, pero siendo conocedores de esto, podemos como adultos conscientes adelantarnos a esta situación y empezar a vestirnos, en este caso, tomando más tiempo.
La diferencia con la mayoría de las escuelas comunes es donde el niño se equivoca, pero no toma conciencia de ello, no es competitividad suya, no es él el encargado de corregir sus propios errores, aquí la competencia es del profesor, es quien corrige.
Pensamos que así el niño no puede sentirse libre, no es respetado en sus ritmos, necesito a alguien que sepa más que yo, siempre hay alguien por encima mio y así florece su inseguridad, indecisión, la falta de confianza en si mismo.
La mayor motivación para un niño y para un adulto también, es saber que puedo equivocarme, está permitido, seré aceptado y con paciencia reconocerá el error y lo solventará.
Por esto el material montessori incorpora el control de error, con medidas, con formas, con colores, hace el error visible y tangible.
Si al ofrecer a un niño un material por primera vez, no se equivoca, seguramente es que se le ha pasado el periodo sensitivo para utilizar ese material. De ahí la importancia de la observación que os hablamos en esta otra entrada.