El tema de las mentiras en la infancia es algo que asombra y preocupa a los padres. No entienden por qué un niño pequeño empieza a mentir.
El pensamiento infantil es diferente al del adulto y cuanto más pequeño es el niño mayor es la diferencia.
Los niños menores de 4 o 5 años tienen dificultades para ponerse en el lugar del otro, tienen lo que se llama “egocentrismo cognitivo y perceptivo”, es decir, perciben e interpretan las cosas únicamente desde su Yo, desde su postura, por tanto, ante preguntas sencillas, a veces no saben contestar.
No tienen memoria por evocación como la tenemos los adultos, son capaces de recordar los sucesos pero no de una forma tan precisa como lo haría una mente más desarrollada. Pueden recordar calles, nombres, personas, cosas concretas, pero para relatar un suceso que ha ocurrido tienen más dificultad y puede ser que para contestar al adulto que les está preguntando mezclen la realidad con fantasía. Es decir, puede ser que un niño mienta pero también puede ser que esté dejando libre su capacidad de fantasear. Las conversaciones con los niños no pueden ser tan precisas como esperamos los adultos, y podemos llegar a malinterpretarlas si no conocemos la forma en la que funciona la mente infantil. Te recomendamos un libro muy bueno sobre esto; El cerebro de los niños explicado a los padres.
Otra particularidad de la mente infantil es la ausencia de metaconocimiento, que es una forma básica de conciencia de uno mismo. Es decir, el metaconocimiento significa darse cuenta de lo que se sabe y de lo que no se sabe. Los menores de 6 y 7 años tienen dificultades en diferenciar lo que saben de lo que no y no siempre se dan cuenta de lo que es realidad y fantasía, por eso, a veces, se inventan respuestas ante preguntas de los adultos que no saben contestar.
Así pues ¿qué es mentir? Según el diccionario mentir es: “decir deliberadamente algo distinto de lo que se sabe, se cree o se piensa que es verdad, con el fin de engañar a alguien”.
Partimos de la base de que la mentira está muy arraigada y aceptada en la sociedad. Los adultos mienten a menudo por diversos motivos. Es una forma de proceder que sin darnos cuenta estamos enseñando a los niños, que lo absorben todo por medio de su “mente absorbente” ,te dejo un enlace aquí de un post que subimos a nuestro blog sobre esto, y que tienen la capacidad innata de adaptarse al medio en el que viven como mecanismo de supervivencia.
Entonces ¿por qué nos asombramos tanto y nos enfadamos cuando vemos que nuestro hijo miente? ¿Por qué van a ser ellos auténticos en un mundo lleno de mentiras? ¿Por qué les pedimos a ellos cosas que nosotros no podemos hacer?
Reflexionemos un poco antes de enfadarnos con ellos. Mirémonos a nosotros mismos.
¿Cuáles son los motivos para mentir en los niños? Los mismos que en los adultos:
- Para protegerse.
- Para conseguir algo.
- Por miedo al castigo.
- En el caso de los niños se dan muchas mentiras por “lealtad a los padres” (no quieren decir cosas que pondrían en peligro la estabilidad con sus padres, como malos tratos)
Primer paso si no queremos que nuestros hijos mientan será no mentir nosotros, no mentir nunca, ni por no herir, ni de “forma piadosa”, ni por evitar ir a un evento, etc.
Enseñarles a ser valientes siendo nosotros mismos, a ser auténticos siendo honestos con los demás, sabiendo expresar nuestras necesidades y emociones de forma real.
Evitar los mensajes mezclados, son formas muy sutiles de comunicarnos pero que los niños las captan y las absorben. Me refiero a mensajes mezclados cuando no expresamos nuestros verdaderos sentimientos por miedo a que nos desaprueben, porque no sabemos manejar ciertas emociones. A veces damos respuestas falsas porque es más fácil que ponernos en contacto con nuestras emociones reales. Repito, los niños son extremadamente sensibles a todo lo que sentimos realmente y el hecho de que compartamos con ellos solo parte de lo que sentimos, los confunde y les muestra un camino equivocado de proceder.
Segundo paso, si hemos dicho que los niños mienten para protegerse y por miedo al castigo, eliminemos el castigo en nuestra forma de criar y educar. Los niños que más mienten son a los que más se les castiga, es un mecanismo de defensa. Un niño nunca debería tener miedo ante la reacción de un adulto al que quiere, porque se solapan dos emociones contradictorias , el amor y el miedo. No podemos amar aquello que tememos. Así se les enseña una forma de amar que no es real.
Tercer paso, generar un clima de confianza en casa, siendo de verdad, expresando a nuestros hijos lo que nos pasa, no intentar ocultarlo todo porque lo perciben. No intentar ser dioses distantes que pueden con todo, sino padres reales que también sufren. Hacerles ver que pueden contar con nosotros para satisfacer sus necesidades, que no somos perfectos pero somos honestos, y permitirles a ellos ser también imperfectos, y juntos tratar de solucionar esas imperfecciones.
Las máscaras no sirven, nos partan de nuestros hijos y luego ellos se pondrán otras máscaras que aún los separarán más de nosotros.
La confianza fomenta el amor y el respeto y da al niño la seguridad necesaria para enfrentarse a la vida de una forma auténtica.
Os dejo algunos materiales, que dependiendo de la edad de vuestros hijos e hijas quizá os puedan resultar de apoyo para trabajar el tema de las mentiras. Aquí y aquí.
Por Meritxell Blasco Pardos
Guía Montessori para niños de 3 a 6 años. Formación AMI y psicología