La libertad va de la mano de la disciplina, aunque parezca contradictorio os voy a explicar por qué lo entendemos así desde la filosofía Montessori. También clarificaré algunas creencias equivocadas sobre cómo funciona una escuela Montessori, ya que ni es una pedagogía libre ni es rígida. Vamos allá.
Empezamos aclarando los conceptos de libertad y disciplina.
¿Qué es la libertad?
Es la capacidad de autodeterminación de la voluntad, que permite a los seres humanos actuar como deseen. Se define como el derecho de la persona a actuar sin restricciones, siempre y cuando sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas.
Se considera que la palabra libertad designa la facultad del ser humano a decidir y llevar a cabo o no una determinada acción, según su inteligencia o voluntad. Históricamente, la libertad suele estar unida a los conceptos de justicia e igualdad. Libre es quien no es esclavo ni está sujeto ni impedido por el deseo de otros, de forma coercitiva.
¿Qué es la disciplina?
En su acepción más común la disciplina es la capacidad de enfocar los propios esfuerzos para conseguir un fin.
Es un concepto que admite y se entiende de varias formas, disciplina militar, escolar, sumisión a un reglamento, obediencia, orden, etc. Por eso a veces tiene mala fama entre ciertos colectivos que apoyan una educación y crianza más libre, pero la disciplina no hay que entenderla desde esa vertiente de control al ser humano, sino desde la misma capacidad del ser humano de enfocar sus esfuerzos de forma continuada para conseguir un objetivo que desea, como aprobar un examen, emprender un negocio, entrenar un deporte, etc.
La disciplina es parte del Universo, hay un orden cósmico y ciertos patrones que necesitan respeto a las leyes naturales. Gracias a este orden, todo lo que existe, incluidos los seres humanos, estamos interconectados.
Os recomendamos algunos libros montessori y relacionados con la disciplina positiva, donde podréis encontrar bastante información relacionada con el post como:
“Como educar con firmeza y cariño” , “El secreto de la infancia” y “Educar para un nuevo mundo“.
Unamos ambos conceptos: la libertad conduce al orden y a la disciplina
Todas las libertades están naturalmente limitadas por el lugar en el que uno se encuentra, por el respeto al otro. El ser humano, desde niño, va desarrollando un control sobre sus acciones y emociones que le permite desarrollar mecanismos para pensar siempre en que su libertad termina cuando empieza la del otro, va desarrollando una autodisciplina que le permite hacer elecciones y tomar decisiones que ayudan a su propio desarrollo sin dañar a los demás.
Esto es disciplina, una disciplina sana con la que nace el niño de forma natural y se desarrolla si ofrecemos el ambiente óptimo para ello.
Los niños son naturalmente seres trabajadores, tenaces, atentos y meticulosos, capaces de tener grandes periodos de concentración si se les deja trabajar y jugar libremente. Esta libertad de jugar libremente y trabajar en lo que elijan conduce a una disciplina espontánea, que emerge de dentro del niño.
Los niños poseen un guía interno, un maestro interior que los pone en contacto con las leyes de su propio desarrollo, es decir, las potencialidades con las que nacen. El niño necesita actuar en libertad para poder seguir su maestro interior. Si se le permite esta libertad, el niño desarrollará una auto disciplina interior. Si no se le permite esta libertad, diciéndole todo el tiempo a que debe jugar y que cosas hacer, no podrá ponerse en contacto con lo que necesita y se desviará de su camino, desarrollando todo lo contrario, un desorden mental y una desobediencia interior que no le permitirá gestionar su propia libertad invadiendo la de los demás.
Se piensa, erróneamente, que cuantas más actividades le propongamos a nuestros hijos a edades tempranas más disciplina tendrán, es todo lo contrario, cuanta más libertad tengan a la hora de elegir sus actividades más desarrollarán una disciplina sana. La libertad es disciplina activa, son las dos caras de una misma moneda, deben ir unidas, si no ocurre así se transforma en una disciplina de adoctrinamiento, en la que el niño no cree porque no la ha desarrollado, le viene impuesta de afuera. Este tipo de educación no tiene un buen pronóstico.
¿Cómo trabajamos todo esto en un ambiente Montessori? ¿Cómo funciona una escuela Montessori en cuanto a límites y libertad?
Para nosotros la libertad va de la mano de los límites, porque así ocurre en la sociedad y en el Universo.
Los límites que se establecen en una escuela Montessori, y en general en las familias que siguen esta filosofía, son para el respeto y la protección de uno mismo, de los demás y del ambiente. No se puede hacer nada que dañe a los demás, al ambiente y a uno mismo. De sentido común, ¿verdad? Así pues todos los límites que se ponen tiene que ver con estos 3 preceptos, por ejemplo, no se interrumpe el trabajo de los demás, se usa el material de manera apropiada, se espera el turno si un material está ocupado, se deja el material listo y en su lugar para que lo utilice otro niño, se habla con respeto, no se grita, no se corre por el aula porque esto puede ocasionar accidentes, pero sí pueden moverse libremente por el aula.
Entonces ¿Cómo es la libertad dentro del ambiente?
Los niños tienen:
- Libertad de movimiento.
- Libertad de expresión.
- Libres de seguir sus intereses.
- Libres para elegir.
- Pueden trabajar todo el tiempo que quieran.
- Libres de no trabajar.
- Libres de hablar y comunicarse entre ellos y el adulto.
- Libres de observar a otros trabajar, siempre que el otro quiera ser observado.
- Libres de enseñarse unos a otros y de ayudarse.
- Libres de comer y beber cuando lo necesiten.
- Libres de ir al baño sin pedir permiso.
Como veis hay libertad de movimiento y este es un factor también clave en el óptimo desarrollo del niño, el cual no debe confundir inmovilidad y pasividad con “niño bueno” y movimiento con “niño malo”. La libertad de movimiento , de acción y de expresión que necesitan los niños, poco a poco les ayuda a uno de sus mayores objetivos: ser independientes.
Toda ayuda innecesaria no es más que un obstáculo para las fuerzas naturales que hay en el interior del niño.
Por Meritxell Blasco Pardos
Guía Montessori para niños de 3 a 6 años. Formación AMI y psicología.