Hoy voy a hablaros de la mente absorbente, un término sacado de la pedagogía Montessori. Es esa capacidad tan alucinante que tienen los niños de absorber todo lo que les rodea, es una necesidad para ellos puesto que lo absorben para adaptarse al medio que les ha tocado vivir.
La mente absorbente es la capacidad innata e indiscriminada, no tiene filtros, que tiene el niño durante parte de su infancia (de 0 a 6 años), de absorber el ambiente y hacerlo parte de sí mismo. Es un estado creativo inconsciente en el que el niño absorbe el ambiente para auto construirse y adaptarse a él.
La mente absorbente tienen dos funciones básicas:
- Adaptación al ambiente.
- Construcción de los órganos psíquicos: orden, lenguaje, refinamiento del movimiento, refinamiento de los sentidos, inteligencia, voluntad y memoria.
Para que la mente absorbente trabaje al 100% de su capacidad necesita actividad, exploración y movimiento, por eso es tan importante que dejemos a los niños moverse, que gateen, caminen, toquen, huelan, chupen, exploren con todos sus sentidos. Todo lo que podamos dejar a su alcance, sin peligro, es bueno para que vayan descubriendo y absorbiendo todo lo que les rodea: lo físico, lo emocional, el comportamiento, los valores, las actitudes, etc.
María Montessori hablaba del “embrión espiritual o psíquico” para referirse al periodo postnatal del bebé, desde el nacimiento hasta los 2 años aproximadamente, que es el tiempo que necesita el ser humano para desarrollar sus órganos psíquicos.
“El recién nacido tiene un periodo de vida que ya no es el del embrión físico y tampoco se parece al que presenta el hombre que será más tarde. Este periodo postnatal, que puede definirse como periodo formativo, es un periodo de vida embriológica constructiva que hace del niño un embrión espiritual” María Montessori. La mente absorbente, pág. 85
El nacimiento es el primer paso para la separación y la independencia pero aún tendrán que pasar muchos meses hasta que el bebé empiece a percibirse como un ser independiente de su madre. El ser humano tiene una larga infancia, a diferencia de otros animales, para poder desarrollar sus órganos psíquicos, formando su psique y su personalidad. La mente absorbente es la que permite que todo esto se lleve a cabo de manera natural a través de la absorción del ambiente.
Lo que guía al niño es su maestro interior y es muy importante que el adulto que le acompaña conozca esta construcción psíquica. Igual que confiamos que los bebés hacen las cosas que necesitan para su desarrollo también debemos confiar que los niños de 5 y 6 años están haciendo lo mismo. Confiamos en que un bebé come lo que necesita, aprende a caminar, a hablar y a relacionarse siguiendo sus ritmos pero cuando llegan a la etapa escolar dejamos de confiar en ellos. Su maestro interior sigue guiándoles y ellos buscan las cosas que necesitan aprender, a ellos también les guía la mente absorbente y su necesidad de adaptación.
Existen unas bases para que la adaptación en los niños se produzca de forma satisfactoria:
- Seguridad, que el niño se sienta seguro, amado, respetado y aceptado.
- Movimiento, tener la posibilidad de moverse por el espacio para poder manipular los objetos que hay a su alrededor.
- Comunicación para poder expresar lo que sienten.
- Habilidad de escuchar lo que expresan los que le rodean.
Una buena adaptación significa felicidad, tranquilidad, equilibrio interno y todo esto se traduce en seguridad personal.
¿Qué podemos hacer los adultos para favorecer el proceso de adaptación?
- Preparar el ambiente en casa para que el niño esté seguro y tenga a su alcance objetos adecuados para su desarrollo.
- Responder a sus necesidades básicas para que desarrolle un apego seguro.
- Favorecer la independencia del niño según la va necesitando. Siempre observándole.
- Aceptarlo tal como es para favorecer una buena autoestima y que posteriormente él se acepte a sí mismo.
El niño es un agente cósmico, no sólo encarna y absorbe el ambiente sino que también lo modifica, es una relación recíproca. Tiene una gran necesidad de contribuir y de pertenecer al lugar en el que ha nacido. El niño, con la adaptación va creciendo como ser social pero siempre manteniendo su individualidad, conociéndose a sí mismo y entendiendo cuál es su tarea cósmica podrá contribuir al cambio para una sociedad mejor. Por esto es muy importante fomentar en los niños su individualidad, que sepan reconocer sus habilidades, tanto genéticas como adquiridas, que no pierdan el contacto con ellos mismos para que reconozcan su tarea cósmica, aquello con lo que ellos pueden contribuir para hacer un mundo mejor.